Hay cosas de las que no se habla casi nunca y sin embargo funcionan como acuerdos sociales tácitos. Una de esas convenciones sociales dice que sin ciertas dosis de engaño la convivencia sería muy difícil. Se entiende que no es necesario mentir, alcanza con no decir toda la verdad, por lo menos no todo el tiempo. A veces se trata de no decir a la amiga que esa prenda que tanto la ilusiona no le queda tan bien como ella cree, o no decir nada acerca de una calva que avanza con entusiasmo.
En ocasiones se trata de algo más serio: el grupo de amigos que comenta la desigual relación amorosa entre dos de ellos, o que ha visto a alguno de ellos en situación comprometida... A veces hemos comentado cómo resolveríamos ciertas situaciones: si ves a mi novio con otra... ¡me lo dices! Otra persona puede decir: yo prefiero enterarme sola.
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