Aquí publicaré temas de psicoanálisis, cine, literatura. Algo de lo que veo y leo en nuestra ciudad
















miércoles, 13 de enero de 2010

Los lapsus

Cuando Freud comenzó a estudiar estos lapsus, se preguntó si valía la pena ocuparse de detalles tan nimios de la vida, cuando claramente había, y hay, enfermedades mentales que producen mucho sufrimiento y justificarían más, si cabe, nuestra atención. Y se dijo que le interesaba estudiar mecanismos, que, como los sueños, afectan tanto a personas sanas como enfermas, a todas las edades, y que no por pequeños debíamos considerarlos nimios. Para saber si alguien nos ama, o si nos ha dejado de amar, normalmente no esperamos a grandes declaraciones. Espiamos pequeños detalles, gestos fugaces, que son los que leemos dando sentido a los sentimientos.
Así que, en primer lugar, podemos preguntarnos a qué se deben estos fenómenos, estas pequeñas equivocaciones orales. Como causa, se suele aducir el cansancio, quizás una indisposición. Es evidente cuando estamos excitados, por ejemplo en un enfado, o cuando estamos pensando en una cosa y hablando de otra. En estos casos nos parece evidente que es posible cometer errores, por lo que nos preguntamos ¿qué interés pueden tener para nosotros, sujetos psíquicos estas cuestiones?
Sin embargo, si nos detenemos un poco más, vemos que no todas las personas aquejadas por una ligera indisposición o dolor de cabeza cometen lapsus. E incluso un mismo sujeto no los comete siempre que esté en tal situación…. En cuanto a lo de estar distraídos, como fuente de error…  Sabemos que hay tareas que se realizan mejor justamente cuando las realizamos lo más automáticamente posible, como conducir, escribir a máquina. Así que tendremos que seguir pensando….

                                                           Continuará

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