Estrés vacacional
Que descansar también es un trabajo, y hay que
aprender a hacerlo. Porque de lo que se trata es de la convivencia y es bueno
recordar que hoy en día, todos juntos, toda la familia, convivimos pocas horas
al día. Y como esas horas suelen estar llenas de ocupaciones, casi no hay
tiempo para pedir nada, ni negar nada.
Las vacaciones son unos espacios vitales que se
prestan a los mitos. A partir de la adolescencia, sobre todo. Íbamos a ser los
reyes de la playa, del ligoteo. O volveríamos a ver a esa chica o chico que nos
había impresionado el verano anterior. No se acabarían nunca y nos
escribiríamos con todos los que conociéramos.
Luego la vida te hace mayor, y llega la hora de hacer compromisos. Pero la fantasía de hacer
todo lo que no podemos durante el año permanece. Y cualquiera sabe que diez
días no dan para tanto. Y sin embargo… Para lo que sí dan es para disgustarse,
para sentir que son los demás los que nos impiden disfrutar y para sentir que
una vez más habíamos renunciado a algo (playa en lugar de montaña, con amigos
en lugar de solos) y que no ha valido la pena.
Quizás son estas las cosas que hacen que el período
post-vacacional sea uno de los momentos del año en que los profesionales de la
salud mental más consultas realizamos. Y por eso, porque se puede realizar una
tarea de prevención, es bueno que la
preparación de las vacaciones sea una parte de las mismas, en la que todos los
implicados participen. Y así, cada uno tenga un espacio para cumplir sus fantasías.
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